
Los sueños no son inalcanzables.
Es con la premisa con la que me he levantado hoy y he decidido estrenar este espacio: rincón abierto de quién se preste a entregarse a las palabras. Letras unidas sin más coherencia que la libertad y sin más cohesión que la propia inspiración.
Acostumbramos a vivir con los tiempos marcados, siempre con la mirada puesta en una meta concreta: verdugo de cuántas casualidades puedan surgir por el camino. Es nuestra vida, son los tiempos naturales sobre los que se mueve nuestra existencia: es nuestro sistema.
Las personas nos caracterizamos por el miedo a lo desconocido. Nos desconcierta y desgarra aquello que se nos presenta como diferente, como alternativo. Es esa delgada línea que suele separar a locos y a cuerdos. Quién es quién y en qué grupo sea clasificado cada uno solo depende de su grado de normalidad. ¿Normal? Quién dijo miedo...
Los sueños no son inalcanzables.
Pero solo algunos tendrán la oportunidad de rozar la fantasía con la punta de los dedos: aquellos valientes capaces de vencer contra viento y marea y enfrentarse a lo convencional, de luchar contra lo pre-escrito. Aquellos caballeros llenos de coraje y dispuestos a pelear por lo inalcanzable. Los utópicos. Los raros. Los diferentes. Los sinceros. Los honrados. La sensibilidad. Ellos herederarán el cielo. Solamente ellos heredarán la TIERRA.
Los sueños no son inalcanzables: solo tienes que querer y cruzar la frontera. Solo hay que creer...
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